Cómo preparar una tabla de quesos

¿Cómo preparar una tabla de quesos? Las tablas de queso son una estupenda manera de disfrutar, saborear y degustar queso. Las tablas nos dan la opción de experimentar y jugar con las texturas y los sabores ya que aceptan cualquier tipo de queso. A continuación os proponemos quesos recomendables a la hora de prepara una tabla y os proporcionamos unos sencillos trucos a tener en cuenta a la hora de servir queso.

Cómo preparar una tabla de quesos gourmet
Cómo preparar una tabla de quesos gourmet
Autor de la foto: Mumumío

Preparar una tabla de quesos es muy sencillo. Lo primero que debemos hacer es decidir que tipos de quesos queremos degustar. Según el cocinero Sacha Ormaechea en toda tabla debe haber: queso de vaca, de oveja y de cabra.

¿Cómo preparar una tabla de quesos? La mejor manera es preparar una tabla atractiva, divertida. Una tabla en la que se juegue con la forma de los quesos. Por ejemplo podemos servir uno de los quesos cortado en largos listones, otros en pequeños tacos, otros en cuñas… las combinaciones son infinitas.

La mejor manera de disfrutar de los sabores infinitos de una tabla de quesos es comer las porciones con la mano. Así es como deberían degustarse los quesos, a excepción de si nos encontramos por ejemplo uno de torta (torta del Casar o torta de la Serena) que se come con cucharilla. Si introducimos quesos blandos en nuestra tabla deberíamos introducir también en ella pan ácimo, panecillos tostados o colines.

tacos de queso
Prueba a cortar el queso en pequeños dados

Nuestra tabla de quesos gourmet
Una tabla de quesos debería contar con seis o siete tipos distintos de quesos. En nuestra tabla gourmet nosotros introduciríamos: quesos de oveja como Boffard Gran Reserva, Idiazabal o Roncal. También añadiríamos queso tipo Mahón que funcionaría como diferenciador. En cuanto a quesos de pasta blanda, completaríamos nuestra tabla con quesos tipo Camembert, de Tetilla o Brie. A su vez, experimentaríamos sabores más fuertes con los quesos azules Roncari Blue o queso Roquefort.

Es de vital importancia prestar atención a la hora de servir el queso, ya que es en este momento donde se cometen los errores más comunes. Muchas personas sirven el queso sin corteza, y eso es un gran error, puesto que el alimento pierde sabor y frescura. Además, debemos tener en cuenta que muchas cortezas son comestibles. Otro error muy común es servir el queso demasiado frió. Si el queso lo guardamos en la nevera debemos esperar a que alcance la temperatura ambiente antes de servirlo.

Una vez finalizada la degustación seremos el perfecto anfitrión si ofrezcamos a los comensales una infusión de hierbas, por ejemplo de romero o tomillo para que puedan lavarse las manos y que el olor del queso no les persiga durante todo el día.

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